Pablito y Albisu también pescan en el Adarraga

El Adarraga, antaño un fortín para Titín y Merino II, temido por el bullicioso público logroñés, se ha convertido en un self-service para sus rivales desde 2013. Llegan, cogen los puntos y se van. Lo sudan y lo pelean, sin desmerecerles, porque la casta y la calidad de esta dupla así lo requieren, pero el desenlace final acaba siendo parecido: juramentos, aspavientos y cara de pocos amigos para enfilar el vestuario. Cuesta reconocer a los campeones de 2012. Se echa de menos al Titín decisivo y valiente, el que tomaba la iniciativa y ofrecía malabarismos a una grada entregada. Es un hecho: Augusto carece de chispa. Frente al talentoso Berasaluze se defendió como un jabato… y aun así encajó 12 tantos. La gasolina no le da para rematar ni para echar una mano a David, que termina extenuado por lo que no le quita y los chaparrones que le caen encima.

El frontón, abarrotado de fieles (que ejercieron demasiada presión a los jueces), acogió a los riojanos por tercera jornada consecutiva. Disputados los tres partidos, el balance sólo puede catalogarse como desolador: una agónica victoria, 22-21 sobre Bengoetxea y Ladis Galarza, y dos encuentros perdidos. El próximo domingo también se ha programado en Logroño el choque de Titín y Merino ante Xala y Zubieta. Necesitan un cambio de rumbo urgente, o quedarán descartados para la liguilla de semifinales de manera prematura. Supondría un triste epílogo para uno de los mejores delanteros que ha disputado el Parejas.

Contra Pablito y Albisu, el material resultó clave. Cuando Jon Ander falló en el 8-13 se inició un parcial a favor de los locales de 10-0. Hasta el 17-13. Con la nueva pieza, bastante botona, Merino percutió como un martillo pilón, con cargas pesadas y constantes. Albisu erraba, exigido al límite. Y lo mismo sucedió al revés, tras el 17-14: paso por el cesto, tacada hasta el 17-21 y Merino prácticamente reventado. No en vano se midieron los dos zagueros más en forma y con mayor pegada del torneo. Sus socios, oxidados, no participaron en el peloteo lo que les corresponde por caché. El 19-22 cerró una cuarta derrota dolorosa, ya que rondó el ansiado tercer triunfo. Quizá los buenos tiempos no regresen al Adarraga.