“No se hacer otra cosa, creo que ya nací siendo juez de paz”

"No se hacer otra cosa, creo que ya nací siendo juez de paz"

Olivia García Pérez

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Hace cinco años, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, Ignacio Espinosa, presentó por primera vez su candidatura para presidir la Audiencia Nacional. Fueron trece, entre los que se encontraban algunos jueces tan conocidos como Gómez Bermúdez o Baltasar Garzón. Espinosa quedó entre los tres finalistas y finalmente el nombramiento recayó en Ángel Juanes. En esta ocasión son seis candidatos que hoy presentarán sus propuestas ante la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial. Quedarán solo tres y de ellos saldrá el presidente para los próximos 5 años. Se elegirá en el Pleno del próximo 27 de marzo. En la terna se encuentran también el juez Andreu, encargado del caso Bankia, Ismael Moreno, el juez que ordenó detener a Jiang Zemin, Martínez Lázaro, como los dos anteriores, magistrado en la Audiencia, José Ramón Navarro, presidente del TSJ de Canarias y Juan Pablo González, juez de enlace de España en Francia.

¿Cuáles son sus principales bazas para hacerse con la presidencia de la Audiencia Nacional?

El presidente de la Audiencia no pone sentencias, por eso, una de las cosas que se valora es si tienes experiencia gubernamental. Ahí me avalan los 12 años al frente del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja. El próximo 23 de mayo hará 25 años que se crearon los Tribunales Superiores de Justicia en España y yo llevo desde ese mismo día, 13 años en la Sala y 12 en el TSJR. He ejercido como juez en seis Comunidades Autónomas diferentes y eso te da también otra visión de las cosas. He sido docente en diversos ámbitos y decano en tres ocasiones distintas. Mi currículum ya lo tienen en el Consejo General del Poder Judicial, ahora tengo que presentar mi propuesta.

¿En qué consiste, a grandes rasgos, ese proyecto con el que opta a la presidencia de la Audiencia?

Yo apuesto por el continuismo. De hecho, le he pedido consejo al actual presidente, y gran amigo mío por cierto, Ángel Juanes. Mi propuesta se centra en dos pilares: potenciar el gabinete de prensa y el tratamiento a las víctimas.

Respecto al gabinete, hay más de 400 periodistas acreditados y no puede ser que un juez filtre las noticias. Todo tiene que salir de la propia Audiencia Nacional. Hace diez años que se puso en marcha ese gabinete para comunicar. Es fundamental que primero se notifiquen las sentencias a todas las partes implicadas y un minuto después, a todos los medios. Muchas veces se ha quejado una de las partes de que se ha enterado por los medios de comunicación, y ahí hemos perdido la batalla porque deja de ser noticia el delito que ha cometido y pasa a serlo lo mal que funciona la justicia que se ha tenido que enterar por la prensa. Hay que aprender a comunicar también en casos como la doctrina Parrot, lo tenía que haber explicado alguien con autoridad, una voz única, para que la sociedad lo entienda, al margen de que esté de acuerdo o no, pero que no obtengan las explicaciones de un contertulio sino de la propia judicatura. Voy a proponer que haya un portavoz en la Audiencia, y que sea el presidente.

En relación con las víctimas, es un tema con el que estoy muy sensibilizado. Desde 2003 presido la Comisión Nacional de Asistencia a las Víctimas (todas menos las de terrorismo) y tengo muy claro que las víctimas en general y las de terrorismo en particular, han sido siempre las grandes olvidadas. La Constitución habla del reo, del acusado y todos sus derechos, pero no habla de las víctimas. Solo se han empezado a visibilizar gracias a algunos tratados Europeos. En los años negros de ETA, los funerales se hacían incluso a escondidas. Eran víctimas por partida doble. Tenemos que darles transparencia y acordarnos de ellas. Por eso quiero potenciar la Oficina de Atención a las Víctimas, la presencial y la virtual. Tienen derecho a toda la información, incluso después del juicio. Una mujer maltratada quiere saber cuando su agresor sale de la cárcel o cuándo tiene un permiso.

¿Qué supondría para usted llegar a presidir la Audiencia Nacional?

A nivel personal sería un gran cambio, me tendría que instalar en Madrid, dejar Logroño después de 26 años y andar de un sitio a otro para ver a la familia. Además, yo siempre digo que cuando voy a Madrid siempre aparco el coche mirando para aquí, para volver cuanto antes.

A nivel profesional es un reto muy importante, es llegar al segundo puesto de la carrera judicial. Es hacer algo distinto, crecer. Además yo no se hacer otra cosa, tengo 61 años y llevo 37 siendo juez, ni siquiera recuerdo cuando no lo era, igual ya nací siendo juez de paz. Desde luego, si volviera a nacer, volvería a serlo.

Siempre se pone en cuestión la independencia política de los jueces que además, cuando llegan a los puestos de gestión lo hacen nombrados por los propios partidos políticos, ¿cuál es su opinión al respecto?

Lo tengo claro, los jueces en España son independientes al extremo, no solo porque lo ponga en la Constitución sino porque lo tenemos a gala. Hay estudios incluso a nivel europeo que nos sitúan junto a los jueces del Reino Unido, a la cabeza en cuanto a independencia. A un juez no lo nombra nadie, te nombras tu solo después de mucho sacrificio y largos años de estudio. Los cargos sí son nombrados, alguien tiene que hacerlo, pero siempre necesitas 15 años de experiencia que tampoco te ha regalado nadie. En EEUU los nombra directamente el Presidente, Obama en este momento. Aquí tienen que elegirte con una mayoría de 3/5 partes de la Cámara. Creo que muchas veces se confunde a los jueces con el Consejo General del Poder Judicial donde los que hay, deben dejar de ejercer durante los cinco años de mandato.

Es un mito. La separación de poderes en España es clara y absoluta. Además, aunque hubiese un juez corrupto, realmente son muy pocos los asuntos en los que puede recibir presiones. Y siempre hay varias partes en el proceso que garantizan esa independencia.

Resulta llamativa la persecución a la que se somete a algunos jueces que se han visto tal vez demasiado expuestos con casos muy controvertidos y mediáticos, llegándose incluso a apartarles de sus funciones.

La Audiencia Nacional es un escaparate. Todo es muy visible y cualquier resolución genera debate público. A veces además, llegan asuntos que se deberían resolver en el ámbito político, como es el caso de Estatut. Respecto a lo otro, si te refieres al caso de Garzón, es algo diferente. Se le juzgó con todas las garantías y se le encontró culpable y por eso fue suspendido.

De cualquier forma, está claro que son jueces que están muy expuestos aunque en realidad solo se conoce a los seis centrales. Los otros 22, que en realidad son sus jefes, son totalmente desconocidos, sólo se conoce al presidente Grande Marlaska.

En cualquier caso, creo que lo que falta es mucha pedagogía. Es importante dar traslado a la sociedad de todo lo que pasa en la Audiencia, es el reflejo de todo lo demás.

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