“El fracking no será la panacea pero reducirá el precio del gas”

"El fracking no será la panacea pero reducirá el precio del gas"

Laura Olave

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Rubén Eguiluz es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos especializado en Hidráulica y Medio Ambiente. Trabaja especialmente en el campo del agua y de las altas presiones y, aunque no se considera “un experto en gas y petroleo, puede decirse que, en general, todos los riesgos del fracking, con un manejo técnico adecuado, son bajos”.

Últimamente se habla mucho del fracking, una técnica que cuenta con defensores y detractores pero ¿de qué estamos hablando exactamente? ¿Qué es el fracking?

Es mejor empezar hablando de las técnicas convencionales antes de hablar de fracking. A grandes rasgos, la manera convencional de extraer petróleo o gas es encontrar algún sitio donde exista, aunque sea a gran profundidad, un estrato muy poroso y rico en hidrocarburos. Entonces se perfora un pozo. Cuando el pozo perfora ese estrato, el gas y el petróleo, que están allí confinados a presión, fluyen hacia el pozo. A menudo se favorece el proceso haciendo galerías horizontales. Una vez en el pozo, se llevan a la superficie.

Pero para aplicar lo de antes, el estrato ha de ser muy poroso y abierto. Si el estrato, aún siendo rico en hidrocarburos, es menos poroso o los poros son cerrados, como algunos esquistos y pizarras, no funciona este sistema, porque el petróleo o el gas no fluirían o fluirían muy despacio al pozo, y su explotación no sería rentable.

Para explotar este tipo de yacimientos poco porosos o de poros cerrados se emplean técnicas “no convencionales”, como el fracking. Se procede igual que en el sistema anterior, pero al llegar con el pozo hasta el estrato, es preciso inyectar a gran presión una mezcla de agua y arena (99,5%) y productos químicos (0,5%) que fracturan las rocas del estrato. Así se consigue abrir nuevos caminos para el petróleo y el gas que, ahora sí, fluyen al pozo más rápido, haciendo viable su explotación.

¿Es una técnica segura?

Como casi todas las técnicas, naturalmente depende de cómo se ejecute. Si se ejecuta bien, es muy segura, aunque entendiendo que no hay nada 100% fiable en el mundo. Y como cualquier técnica industrial, si se ejecuta mal, puede provocar accidentes.

¿Hay alguna zona en España en la que se esté desarrollando esta técnica?

Por lo que yo sé, hoy por hoy, no. Aunque también creo que es difícil o imposible controlar lo que se esté haciendo en cada pozo en explotación, y eso que en España hay pocos.

¿Qué posibilidades tiene La Rioja?

Al parecer, buenas posibilidades. Ahora hay abierta una campaña de investigación de yacimientos. Lo que no sé es qué conclusiones se sacarán, y si recomendará explotación convencional o no convencional. O quizá ninguna porque no sea económicamente viable. Pero por haber, parece claro que hay estratos ricos en hidrocarburos que podrían ser viables al menos en Álava, Burgos y en La Rioja, y posiblemente, en muchos otros sitios.

¿Cree que el fracking se ha convertido en un arma arrojadiza políticamente hablando?

Cada vez que algo que es especialmente una materia técnica cae en manos de políticos profesionales se convierte en objeto de demagogia y acarrea graves pérdidas para la sociedad. Ya pasó con el agua, con la electricidad y con el transporte aéreo y por ferrocarril, y está pasando ahora con la minería, entre la que está el fracking. A saber qué será mañana.

¿Cómo interpreta que el Gobierno regional quiera prohibir esta técnica en la Comunidad mientras que el Ejecutivo central dice todo lo contrario?

De hecho el Gobierno de La Rioja la ha prohibido, está publicado. Supongo que las prospecciones de Moncalvillo (hechas por una empresa del Ente Vasco de la Energía) generaron inquietud y el Gobierno de La Rioja quiso ser más papista que el Papa. Pero parece que, con buen criterio el Gobierno central, no quiere que esto se convierta en aún más taifas y le ha llamado al orden.

¿Podría estar en peligro la candidatura a Paisaje Cultural del Vino, dañar las actividades agroalimentarias o hacer peligrar el turismo rural?

Yo creo que no tiene nada que ver una cosa con las otras. El hecho de que una región tenga una base agrícola no tiene que ser obstáculo a la industrialización. Uno de los riesgos de toda región es dedicarse a un monocultivo económico. La diversificación y la explotación racional de todos los recursos es la clave para una economía sana, resistente y resiliente.

¿Qué peligros, si los hay, tiene el fracking para el medio ambiente y la salud?

El gran peligro es que o los hidrocarburos o las sustancias químicas que se emplean acaben llegando de una forma u otra a los acuíferos. Los acuíferos se sitúan a una cota muy superior, por lo que evidentemente son atravesados por los pozos de extracción de hidrocarburos. Para evitar la contaminación, las paredes del pozo deben ser impermeables y estar aisladas por varias capas y, de hecho, lo están. Es un riesgo parecido al que ocurre con las técnicas de extracción de petróleo y gas convencional, al que hay que sumar el riesgo de las sustancias químicas. La sismicidad inducida, de la que se ha puesto de moda hablar ahora, después de lo del almacenamiento Castor, no es un riesgo importante. Puede decirse que, en general, todos los riesgos del fracking, con un manejo técnico adecuado, son bajos.

¿Qué beneficios, si los hay, tiene esta técnica desde el punto de vista económico? ¿Podría contribuir a la generación de empleo?

Naturalmente que genera empleo. Hace viables yacimientos que sin fracking no lo serían. Y además de empleo, se genera riqueza, impuestos, dinamismo técnico y cierta independencia energética, y esas son cinco de las muchas cosas que necesita España.

Muchos hablan del fracking como una fuente de energía barata, ¿es cierto? Dicen además que desde la revolución del fracking, el precio del gas en Estados Unidos ha caído más de un 44% mientras que en Europa subía un 23%.

El precio del gas es entre tres y cuatro veces más barato en Estados Unidos que en Europa y allí bajó a raíz de que empezaran a usar el fracking masivamente.

El precio de la energía en España es tan prohibitivo que no es casual que hayamos perdido nuestro tejido industrial (en ocasiones ya no es competitivo ni bajando sueldos), que tengamos casi la cifra de desempleo más alta del mundo y que empiece a haber millones de personas que no pueden calentarse en invierno.

El fracking no será la panacea, porque nuestros problemas son numerosos, pero es seguro que cuando se emplee reducirá notablemente el precio del gas, y además que ese dinero no saldrá del país hacia los proveedores internacionales, sino que se quedará dentro alimentando a la economía doméstica.

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