“El alquiler social en Las Medranas puede convertir la zona en un gueto”

"El alquiler social en Las Medranas puede convertir la zona en un gueto"

Europa Press

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El concejal del Grupo Socialista de Calahorra Jesús Mª García, ha criticado “el cambio de destino que el PP va a dar a las viviendas que se van a construir en el solar de la ”Casa de Las Medranas“, recordando que siempre estuvo prevista la creación de viviendas de protección oficial en vez de las viviendas de alquiler social que, según cree, ”se convertirán en un foco de marginalidad en el casco antiguo“.

En primer lugar, García ha recordado que en 2003, “en vísperas de elecciones”, se anunció la intención del Instituto Riojano de la Vivienda (IRVI) de construir viviendas de protección oficial en el lugar que ocupaba la ruinosa 'Casa de las Medranas'. “El presidente Pedro Sanz reiteró este proyecto en el año 2007, de nuevo en vísperas de elecciones, anunciando la construcción de 22 viviendas de protección oficial en este solar. Ahora, y de nuevo en víspera de elecciones, -ha seguido diciendo el edil socialista- se reconvierte en 19 viviendas y apartamentos, algunos muy pequeños, de alquiler social para cuya construcción se van a emplear 1.274.000 euros”.

Los socialistas rechazan el proyecto diciendo que ellos, durante estos 12 años, se han mantenido en la idea de “hacer viviendas protegidas a precios accesibles -asegurando que esa idea coincide con la de los vecinos del casco antiguo- con el fin de que los jóvenes en busca de su primera vivienda repueblen la zona histórica de la ciudad revitalizándola”.

Problemas en Navarra

García asegura haber sondeado el mercado detectando que “las viviendas se podrían vender entre 50.000 y 70.000 euros porque habría demanda para ello”. Igualmente dicen que este sondeo les ha llevado a interesarse por la experiencia de las viviendas de alquiler social en otras ciudades, “donde han terminado siendo guetos”.

Así, ha puesto como ejemplo el caso de la localidad navarra de Berriozar, “donde se creó un bloque con 96 viviendas de alquiler social en el que la policía ha tenido que intervenir 125 veces en 2014, lo que nos da una idea de la conflictividad social que hay en este tipo de viviendas”.

Cree el edil del PSOE que en Calahorra correrán la misma suerte porque la única condición que se ha planteado para acceder a las viviendas del IRVI es que las unidades convivenciales ingresen cantidades económicas que no superen 1,2 veces el Iprem (Indicador público de renta), lo que equivaldría a unos 640 euros al mes; “unos requisitos tan exiguos conducen a focos de marginalidad”, ha dicho García.

Convencido de que su partido volverá a gobernar en Calahorra y en La Rioja a partir de las próximas elecciones del 24 de mayo, el PSOE dice que remodelará el proyecto para volver a la idea inicial, a imagen de lo que hizo el IRVI en el solar de la fábrica de Torres, también en el Casco Antiguo, bajo gobierno municipal socialista; “donde jóvenes parejas entraron a vivir y donde sus hijos han rejuvenecido la zona y se ha creado un colchón que ha limitado el deterioro del casco antiguo”.

Preguntado por la necesidad de viviendas de alquiler social, García ha dicho que su partido está a favor de ellas, “pero no concentradas y formando un gueto, sino distribuidas en los pisos de propiedad municipal que el Ayuntamiento tiene en distintas partes de la ciudad”.

A este respecto ha hecho también una proposición para que Ayuntamiento y entidades bancarias colaboren poniendo en alquiler social aquellos pisos que el banco haya embargado por impago de hipoteca.

Europa Press ha comentado a Jesús Mª García que el rechazo a las viviendas de alquiler social en bloque por parte del PSOE podría interpretarse como la negación de este partido a atender a personas desfavorecidas en una actitud clasista. García ha respondido diciendo: “No damos por hecho que las personas que ingresen menos de 600 euros mensuales sean problemáticas, pero la experiencia demuestra lo comentado (...) Establecer condiciones únicamente económicas para acceder a las viviendas de alquiler social no nos parece una forma de aplicar un criterio válido. Si en cambio se regulase con una periodicidad y una serie de condicionantes, lo veríamos con otros ojos”.

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