El Jueves Santo se vivió en la calle

Rioja2

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Dice el dicho popular: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”, y efectivamente ayer en Logroño se cumplió, porque estuvo un día precioso. Y se notó en las calles llenas de gente, que abarrotaban el paso de las diferentes procesiones que se celebraron en la tarde/noche de nuestro Jueves Santo logroñés.

Y el día estuvo precioso tanto en lo meteorológico, como en lo religioso. La impactante puesta en escena que las diferentes cofradías hicieron de sus procesiones, deleitó ayer a todos los espectadores y devotos que abarrotaban las calles de nuestra ciudad. Y desde dentro, ver este gentío, hace que las cofradías “se crezcan”en la calle, y expresen todo lo que llevan dentro.

Los primeros en pisar la calle fueron los escolapios con su Cofradía de las Siete Palabras y el silencio, y la Procesión de las Siete Palabras, donde recordaron las últimas palabras que Jesús dijo en la cruz. Sin duda ver a la cofradía escolapia desfilar en la calle, es un lujo. Su puesta en escena y su semblante es digno de ver. Sobrios, elegantes y con un desfile pulcro, casi marcial, es un ejemplo a seguir en nuestra Semana Santa riojana.

Unos minutos después salía a la calle la Cofradía de Jesús Nazareno desde la parroquia de Santiago el Real, con la procesión de Jesús Camino del Calvario, donde pudimos seguir al Nazareno antiguo. Ese mismo Nazareno que han venerado nuestros ancestros, padres, abuelos,…y que bonito se le veía caminar entre la gente como lo hizo hace más de 2.000 años.

Media hora más tarde la Cofradía Nuestra Señora de la Piedad desde la parroquia de Valvanera, realizaba su Vía Crucis por los alrededores de la parroquia. Y al igual que en las calles del Casco Antiguo, la calle estaba abarrotada de fieles que se unían al dolor de una Madre que sujeta el cuerpo inerte de su hijo. La cofradía, desde que hace unos años llegase a la parroquia de Valvanera para convertirla en su sede, ha conseguido una comunión extraordinaria con “su barrio”, que le ha hecho crecer tanto en número de cofrades, como en compostura. A mi entender, se han convertido en la cofradía revelación de los últimos años en Logroño.

Y llegamos a la noche a la parroquia de Santa María de Palacio, al Casco antiguo de nuevo, esta vez de la mano de la Cofradía del Descendimiento vivimos el Sagrado momento del Descendimiento de Cristo. La cofradía desde hace unos años, ha conseguido tener su procesión propia lo que le ha hecho ganar muchos enteros, y lo más importante hacen disfrutar a la los fieles, que como anoche, abarrotaban la procesión.

Y a la media noche, entramos ya en la madrugada. Con el pie puesto ya en el Viernes Santo en la Plza del Mercado se encontraba el Descendimiento, ya de retirada, con la salida de la procesión del Silencio y dolor de María Magdalena. Un año más ambas cofradías se saludaban protocolariamente y seguían sus itinerarios.

El silencio y el recogimiento marcan una procesión, que con los años se va consolidando, tomando cuerpo y carácter propio. Enhorabuena.

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