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El 25 de abril de 2017

Tiempo de lectura: 04:48
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El planeta no sobrevivirá al capitalismo

Kiko Garrido. Sec. gral. Podemos La Rioja

La situación del planeta no puede ser más crítica: el calentamiento global, la contaminación del aire y de los suelos, el descenso de las reservas de agua, la contaminación de los acuíferos, la pérdida de biodiversidad o la desaparición de bosques son parte de un largo etcétera que tendrá, como consecuencia, que el planeta sea irreconocible en unos pocos años. Nuestras hijas e hijos jamás conocerán el mundo tal y como lo conocimos nosotros.

El anterior párrafo y buena parte de los que siguen fueron parte de mi intervención en el Europarlamento hace unas semanas, cuando fui invitado por el grupo GUE/NGL para hablar de soluciones y alternativas a la crisis ecológica que ha provocado este sistema.

Los problemas medioambientales a veces los vemos con distancia, como si no ocurriesen en La Rioja. Sin embargo estos días podemos leer en prensa que nuestros embalses de agua se encuentran un 30% más bajos que el año pasado, que la CHE ha alertado de la contaminación de aguas subterráneas riojanas, que los agricultores riojanos se enfrentan a pérdidas por la escasez de lluvia y que, recientemente, un estudio del Ministerio de Medio Ambiente ha alertado de que el Valle del Ebro lleva camino de convertirse en un desierto. Como vemos, La Rioja no está exenta de estos problemas que aparecen cada vez con más recurrencia en los medios de comunicación. La crisis global tiene sus efectos devastadores también a nivel local, y La Rioja no se libra.

Los síntomas de esa catástrofe ecológica están bien claros y la causa también: el sistema que nos gobierna, un capitalismo perverso que obliga a producir y a consumir más mientras se hiere de muerte a nuestro planeta.

A los partidos políticos se nos piden soluciones, vías de actuación para detener esta locura que está acabando con el planeta. Son muchas las cuestiones que hay que poner encima de la mesa pero, sin duda alguna, habría que empezar por hacer pedagogía, por cambiar la cultura consumista que nos envuelve y que nos ha sido impuesta. Es necesario hacer ver a la ciudadanía que consumir más también nos hace desear más y necesitar más (y de una forma perversa nos hace más infelices).

A otro nivel, una de las claves es apostar la Soberanía Alimentaria de los pueblos porque, más allá de las evidentes ventajas que tiene para cada territorio producir los alimentos que consume, el propio proceso para conseguir esa soberanía implica también lograr otras muchas cuestiones que son claves para conseguir un desarrollo sostenible. Medidas como gravar con más impuestos la huella de carbono de las importaciones de alimentos, fomentar los canales cortos de comercialización aumentando la carga fiscal de las grandes distribuidoras (de forma que la mayoría de beneficios se queden en los productores y no en los intermediarios) o favorecer las pequeñas explotaciones agropecuarias que den valor añadido al producto, como la agricultura ecológica, la ganadería extensiva y la producción autóctona y tradicional de productos elaborados, etc. En La Rioja lograr esta soberanía parece más fácil porque gran parte de nuestro territorio, economía e historia forman parte del mundo rural.

Para lo anterior es necesario revisar la Política Agraria Común. Es imprescindible limitar las ayudas por arriba y fomentar las pequeñas explotaciones. No puede ser que la mayor parte del total de las ayudas vayan a parar a unas pocas manos porque se está dando en nuestros campos el mismo problema que en la economía global: cada vez las tierras de cultivo están en manos de menas personas.

Hay muchas más cuestiones como sociabilizar los sistemas de crédito con una banca pública que canalice la inversión desde un punto de vista ecológico y social y acabar con los paraísos fiscales. Utilizar la fiscalidad para hacer pagar más a los que más contaminan y a los que más tienen, que acabe con una brecha social cada vez más grande y que está sumiendo a continentes enteros en la pobreza. Blindar los servicios públicos, reducir la jornada laboral, reducir el consumo de combustibles fósiles, etc.

Hay muchas cosas por hacer, pero hay una cuestión que es quizás la más importante y que es clave para establecer una estrategia común para cambiar las cosas: afrontar el hecho de que no mandan nuestros gobiernos; nos gobiernan personas que no se presentan a las elecciones. Son tramas de empresarios y políticos, grandes transnacionales que legislan y gobiernan en nuestros países y en nuestro Europarlamento, a los que no les importan las personas, ni les importa nuestro medio ambiente, sino las cuentas de resultados y los beneficios.

Sobre esto último, sobre cómo podríamos doblegar al bloque político-financiero, es importante recordar brevemente la experiencia que tuvimos en nuestro país con el 15M porque merece la pena reflexionar sobre lo que supuso este movimiento a la hora de pensar alternativas políticas. Este movimiento puso de manifiesto el descontento con el funcionamiento de la democracia liberal con lemas como “no nos representan”, “lo llaman democracia y no lo es” o “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

Repensar estos lemas parece importante para plantear alternativas. El 15M puso sobre la mesa la idea de que otra democracia con más participación y otro tipo de representación puede ser posible. Y a partir de aquí es de donde podemos pensar esas alternativas porque, aunque se ha hablado mucho de conjugar la acción institucional con la presión en las calles, no podemos correr el riesgo de institucionalizar a los movimientos sociales. Además empieza a dar la sensación de que esto de aunar movimientos sociales y acción institucional se ha quedado en un eslogan, en palabras vacías dichas por muchos partidos políticos que, luego, no han sabido conjugar esa presión desde afuera de las instituciones con el adentro, con la vida propia de cada institución.

Así que la primera tarea, y quizás la más importante, es volver a las ideas lanzadas con el 15M y radicalizar la democracia para que en las instituciones no solamente tengan voz los partidos políticos sino también agentes ciudadanos y movimientos sociales. Además de fortalecer una red institucional paralela que ejerza de contrapoder y tener una masa crítica ciudadana que vaya construyendo alternativas desde el afuera.

Tener una democracia efectiva es imprescindible para detener la crisis ecológica que se nos viene: ya que ni el bipartidismo ni los bancos se preocupan por el planeta y nuestro futuro (seguramente porque los efectos de los problemas medioambientales no afecten tanto a los ricos), tendremos que coger las riendas nosotros, los del pueblo.

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7 comentarios

#7
ramón26/04/2017 16:52h

Las promesas megalómanas cada 4 años de los políticos de la tontocracia financiadas con dinero creado de la nada sin ahorro previo es lo que más contamina en el mundo. Seguido de las burbujas económicas fruto de esa misma simbiosis socialista entre banca y Estado que suponen un malgasto de recursos inmenso. También la guerra que se ha multiplicado en número y destrucción al unísono la multiplicación de las urnas. Se concluye que la tontocracia y el Estado de Bienestar es lo que más contamina en el mundo. Los demócratas y socialistas deberían de ser enviados a cámaras de gas y nuestro planeta lo agradecería. Si pensamos además en la "ecología humana" que le dejaremos a nuestros hijos se concluye que los demócratas y socialistas (feministas, animalistas....) no deberían de ser asesinados en cámaras de gas sino lentamente, arrancándoles la piel a tiras y quemándolos a fuego lento en una hoguera después de sacarles los ojos con cucharas.

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#6
ramón26/04/2017 16:33h

Socialismo+democracia+coeficiente de reserva fraccionaria....el mayor enemigo del planeta tierra...

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#5
ramón26/04/2017 16:30h

El socialismo es consumismo el capitalismo es ahorro...sólo hay que ver a los políticos que no piensan más que en gastar...mi abuela la capitalista no piensa más que en ahorrar....viva el capitalismo y las abuelas....abajo las feministas consumistas y socialistas como las de rioja2.

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#4
ramón26/04/2017 16:29h

Estos comunistas llevan 300 años con el fin del capitalismo y el fin de los recursos....ajajajaj....sigue habiendo periódicos subvencionados que les dan bola....ya se sabe que la ignorancia y meter el miedo a la gente llevan al socialismo.

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#3
ramón26/04/2017 16:25h

Supongo que este hijo de puta con "el consumismo que nos han impuesto" se referirá al 50% que nos saquean los políticos como él (más el endeudamiento) y se lo pulen en lo que les da la gana.

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#2
uno raro25/04/2017 23:26h

Cuando se lleva un discurso tan duro como el que lleva Podemos, es imprescindible la coherencia y me explico. Me cuesta creer que, entre sus variados miembros con cuentas bancarias de seis y siete cifras, no haya ninguno que invierta su dinero en fondos de inversión, en acciones de bancos o de petroleras; por poner un ejemplo. Ninguno que con su dinero favorezca, en privado, un sistema capitalista que, en público, ataca. Ninguno que predique la importancia del consumo de frutas y hortalizas locales pero que luego coja un avión para visitar Katmandú que es muy bonito. Es importante la coherencia porque pillarlos en un renuncio en alguno de estos casos, y no sería la primera vez, tumba completamente su discurso y lo convierte en más de lo mismo; palabras huecas y brindis al sol. Probablemente son todos muy coherentes, no digo lo contrario, pero me cuesta creerlo.

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#1
Íñigo25/04/2017 20:03h

Salvo en China, India y demás países emergentes, la contaminación se está reduciendo, y además considerablemte. Y la razón de que aumente en estos otros países no es culpa del "sistema", es culpa del uso masivo del carbón y de la falta de controles. ¿O acaso en los países de corte socialista o en la antigüa Unión Soviética no se contaminaba? ¿O en el siglo XIX con la Gran niebla de Londres o el Gran Hedor del Támesis? Y en aquella época no era culpa del "consumismo", era culpa del uso sin control del carbon y la ausencia de legislación y medidas. Por tanto, menos política ficción y modelos utópicos, la verdadera solución es tan simple como seguir apostando por el I+D+I y nuevas tecnologías, el uso de energías limpias y que los países respeten los protocolos de Kioto, no decirnos lo que podemos o no podemos consumir o cómo tenemos que vivir... Y lo de la autonomía alimentaria ya sí que me alucina la verdad, como si se pudiera plantar cualquier cosa en cualquier sitio...Bueno, sí, hay una forma, los alimentos transgénicos que también aborrecéis....

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