Muchas personas lo practican sin caer en la cuenta de que “eso de lo que hablan en las noticias” es precisamente lo que ellos y ellas realizan buscando sensaciones excitantes.
De vez en cuando, surgen en los medios de comunicación titulares relacionados con el sexting, pero… ¿qué es realmente? El sexting es un anglicismo formado por la fusión de los términos “sex” y “texting”. Vendría a ser el envío de material erótico, principalmente fotos y/o videos de carácter erótico más o menos explícitos (aunque también pueden ser mensajes escritos). Grabemos bien la definición de dicha práctica, ya que en la mayoría de ocasiones, cuando leemos noticias relacionadas con el sexting, hacen referencia a otros actos que son delictivos: la “sextorsión”, es decir, la difusión de material erótico sin el consentimiento de aquella persona que participa en los vídeos o imágenes.
Que las formas de relacionarnos están cambiando es un hecho. Los horarios, el día a día, el estrés, el retorno a la soltería, la inquietud de probar cosas nuevas… hacen que de vez en cuando, sea más fácil interactuar con otra persona vía móvil desde el sofá de nuestra casa que en formato directo cara a cara. Además, el sexting puede convertirse en una práctica erótica muy placentera sin los riesgos asociados a aquellas que pueden implicar el contacto directo entre las dos personas (por ejemplo, infecciones de transmisión genital y embarazos no deseados/no planificados). Seguro que ambas opciones, la real y la virtual, tienen detractores y defensores, aunque no es el tema del que nos queremos ocupar.
Lo que ahora parece provocar que muchos y muchas se lleven las manos a la cabeza, no es nuevo. Esta práctica se realiza desde tiempos inmemorables: cuando la principal vía de comunicación era la carta, muchos amantes enviaban sus fotografías semi-desnudos por este medio. Había llamadas telefónicas subidas de tono y con la aparición de los móviles surgieron los primeros mensajes de texto picantes. Las web cams también aportaron su granito de arena a la erótica virtual hasta llegar al momento actual. Las nuevas tecnologías acortan distancias a los amantes lejanos, dan alas a quien tiene miedo a volar por su timidez, dan una inmediatez casi instantánea…
El caso es, que cada vez más personas, desconocidas o conocidas, siendo estas últimas pareja o no, intercambian material erótico a través de sus dispositivos móviles, tablets, ordenadores, etc. No vamos a entrar en juicios de valor, en si está bien o no, en si tiene muchos peligros o no, entre otras cosas porque… ¿cuántas de las actividades que llevamos a cabo en nuestro día a día tienen riesgos y eso no significa que dejemos de hacerlas? Puesto que va seguir habiendo personas que las realicen y la prohibición está comprobado que no es el mejor medio para disminuir consecuencias negativas, la clave está en saber si lo que hacemos tiene riesgos o no y en caso afirmativo, ser conscientes de los mismos y tomar decisiones responsables que intenten minimizarlos todo lo posible.
Y llegados a este punto, si deseas realizar esta práctica, conoces los riesgos que puede conllevar, quieres pasar un rato agradable… ¿Cómo realizar sexting seguro cuando envíes fotos o vídeos?
- ¿Número propio? Una opción más que viable es disponer de una tarjeta prepago que destinemos únicamente a este tipo de intercambios para que no vinculen nuestro número personal con el material que enviemos. Si usamos nuestro número privado, en aplicaciones como whatsapp por ejemplo, podemos estar dando más datos de los que pensamos con las fotos de perfil que usemos o los estados que permite poner durante 24 horas la aplicación. Además, tendremos en cuenta a qué redes wifi nos conectamos (evitaremos las públicas) o si tenemos activo el servicio de geolocalización en nuestro móvil (recomendable desactivarlo).
- Cara o cuerpo. La idea es que si mandamos nuestro cuerpo no aparezca nuestra cara y a la inversa, ya que el rostro es aquello por lo que más fácil nos pueden identificar.
- Señales identificativas. Es importante que ocultemos aquellas partes o características de nuestro cuerpo que nos delaten fácilmente: marcas de nacimiento, cicatrices, piercings, tatuajes, lunares… en resumen, todo aquello que sea muy característico o único en nuestro cuerpo.
- Cuidado con el entorno. En ocasiones nos centramos tanto en la imagen principal (fija o en movimiento) de lo que enviamos que nos olvidamos del entorno, de los elementos que aparecen en el fondo: cuadros, fotos nuestras, paisajes que puedan verse tras una ventana y que puedan dar pistas del lugar desde donde se está realizando, etc.
- Borrado. Cuando se intercambia material erótico, es importante dejar el mínimo de rastro en nuestros dispositivos. Se recomienda borrar tanto aquellas imágenes o vídeos propios como los que recibimos de la otra persona. No obstante, hay aplicaciones que ya permiten compartir durante un tiempo predeterminado, con borrado automático, que avisan si la otra persona hace una captura de pantalla, etc.
Cuando esta práctica se realiza en pareja, se presupone que es porque existe una confianza mutua. Esta confianza es más fácil que fluya cuando el amor está presente, pero no debemos olvidarnos que hay amores que no son eternos y que muchas relaciones se rompen con cierto ánimo de venganza. Por todo ello, se realice el sexting en el marco de una relación de pareja o fuera de ella, sigue los consejos para intentar protegerte lo máximo posible y que esta práctica solamente tenga efectos beneficiosos y placenteros.
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Bárbara Sáenz Orduña. Sexóloga en Serise Sexología
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