Viernes 1 de Diciembre de 2023Actualizado 19:16

El 9 de mayo de 2018

Tiempo de lectura: 05:57
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El comportamiento de la víctima de la manada: Sus 9 años de condena involuntaria

Patricia Merino

Es ya un hecho, que el juicio por agresiones sexuales conocido como “La Manada”, ha sido en mayor medida un juicio hacia la víctima, y su comportamiento, tristemente, que hacia el comportamiento de sus violadores. Tanta referencia se ha hecho a la conducta de la víctima, y tal ha sido el peso de la descompensada sentencia que ha recaído sobre su comportamiento, que ha ofendido la dignidad de prácticamente cada ciudadano español, hombre o mujer.

Pero realmente… ¿Cuál fue el comportamiento de la víctima antes y durante la agresión?

La ciencia psicológica, con sus millones de casos de experiencia seguro nos dará una respuesta más que aproximada…

Pasando muy de largo las razones por las que la víctima no se defendió, y dando por hecho (que es mucho dar) que los jueces estaban versados en este tipo de situaciones delictivas, en el que el cerebro de la víctima la paraliza para evitar riesgos mayores a la integridad física y psíquica, la disocia mentalmente de ese momento para evitar la conciencia del dolor, y literalmente por si fuera poco, su cerebro la droga mediante analgesia para reducir el dolor físico…

Me gustaría hablar ya que tanta importancia le han concedido sus señorías, y sin tapujos, del comportamiento de la víctima a partir de ese día… A partir de ese día y durante, pongamos por ejemplo, los 9 años de condena que sus “abusadores” cumplirán, o los 6 que finalmente cumplirían si muestran una buena conducta con reducción de su pena.

Ni qué decir tiene, que a partir de aquella desgarradora noche, su vida no volverá jamás a ser normal… A partir de ese día, esta víctima desarrollará con una certeza casi absoluta, lo que se conoce como Trastorno Por Estrés Postraumático.

O lo que es lo mismo, su comportamiento a partir de ese día, estará marcado por esa misma noche cada minuto de su vida.

Al comienzo del día, habrá dormido muy pocas horas, y ninguna del tirón, porque se habrá despertado angustiada por las pesadillas constantes, que le harán revivir una y otra vez aquella situación, aquel dolor, aquella humillación, aquella impotencia… Se levantará por ello, sudada, amarillenta, mal oliente… Como una mala noche de esas que todos tenemos, sólo que un día detrás de otro.

Su vida, ya no será la de antes. No podrá trabajar o estudiar, o si lo hace, necesitará llevar a cabo mil y una conductas de seguridad que le den la tranquilidad de que nada le pasará. Como llevar el móvil encima siempre cargado, por ejemplo. O ir acompañada de un familiar constantemente. Se preocupará también por elegir ropa poco llamativa para evitar otro suceso traumático, o no. Tal vez desprecie su cuerpo hasta tal punto que le dé igual lo que le pase, e incluso lo arriesgue para provocar una muerte y el fin de su dolor…

Un millón de veces más, se preguntará qué hizo mal, que debió hacer de otra manera. Se cuestionará si tuvo la culpa… Repasará internamente ese día una y otra vez, esa escena una y otra vez. Cada palabra, cada gesto. Una y otra vez. Lo hipervigilará constantemente, será a partir de ahora su tema de conversación consigo misma una y otra vez (y con los demás! Quiera o no…). Y a veces no podrá parar… Y se angustiará tanto, que le faltará la respiración y pensará que va a morir y nada la calmará, y tendrá múltiples ataques de ansiedad, que la asustarán y limitarán mucho su día a día.

También tendrá imágenes inesperadas que vendrán a su mente cuando ellas quieran, sin venir a cuento, en forma de flashbacks, que no podrá controlar tampoco… Y que con mucha facilidad le activarán angustia, que podrá asociar a nuevas situaciones sin poderlo remediar. Pudiendo acabar temiendo un plato de arroz sólo porque una vez su mente le flasheó con un recuerdo mientras comía una paella.

Por supuesto, cada minúscula cosa, sonido, voz, o sensación de aquél momento traumático, lo llevará grabado a fuego en su memoria emocional. Lo que significará que acercarse a cualquiera de ellos le provocará un pánico igual o mayor al de aquel día, que no podrá controlar, y que le invadirá y le dejará horrorizada. Y con total seguridad desembocará en un ataque de ansiedad… Cualquier cosa, la noche, el quedarse a solas con una amiga, el hablar con un amigo, el sexo, su propio sexo, un agarrón de una amiga que la va a saludar, una entrevista de trabajo en la que no sabe si estará sola, un ascensor, un baño de un centro comercial en el que no haya nadie… Un policía…

¿Os imagináis que la figura de protección por excelencia fuera vuestra figura de tortura por excelencia? ¿Cómo nos sentiríamos si nos parase en un control por la noche la guardia civil?

La noche… Tardará mucho en volverse bohemia, romántica y misteriosa para la víctima… Mucho… Se acabó por mucho tiempo su época del galanteo…. Su vacaciones con los amigos…. Costará muchos días, meses, años… Mucho esfuerzo, constancia, trabajo y mucho dinero invertido en salud privada, antes de que un hombre la pueda volver a acariciar, besarla, y hacerla sentir una mujer única y excepcional…. Pasará entonces mucho tiempo, antes de volver a sentirse amada por un hombre, querida, mimada…. Mucho, mucho tiempo antes de que sus tacones golpeen con firmeza y seguridad la piedra de las aceras, y de que su propio eco lejos de perturbarla le inste confianza (nos costará a todas…). Le costará mucho, volver a sentirse limpia, y limpiar los restos de suciedad que le ha dejado una sentencia que la responsabiliza implícitamente a ella y no a sus malhechores. Vivirá con pánico constante noche y día… Y al llegar la noche, la tortura de aquellos pensamientos, de aquellas dudas y de estas culpas… No la dejará tomar descanso, no podrá dormir. Y así comenzará un nuevo día… Y otro…

Y lo peor, aún siendo muy valiente y superándolo, que lo superará porque ahí estaremos los profesionales de la salud mental para acompañarla toda la vida… Este infierno le acompañará mucho más de 9 años: Toda la vida… Durante la cual, estará latente en ella, como un atajo mental, que en cualquier momento (un chico que la bese por sorpresa, un día que se le haya hecho de noche, o simplemente una voz, o cualquier otra chispa) que ni si quiera ella sabe cuál puede ser, volverá a encender todo este mecanismo de nuevo colocándola en el punto de salida, que nuestra víctima deberá a volver a des-alarmar. Y digo nuestra víctima, porque permitiendo estas sentencias, estamos violando su dignidad todos. Con todo el esfuerzo temporal, psicológico, físico, afectivo, social y económico que significa volver al punto inicial… Punto inicial que llegará, sin duda, cuando ellos sean libres de nuevo…

¿Se os ocurre un peor averno para vivir? O peor aún… ¿Se os ocurre un peor castigo infernal para vivir siendo joven?

Imagino, que sus señorías (y es mucho imaginar) ya tuvieron en cuenta este conocimiento científicamente demostrado sobre el comportamiento de la víctima, que tanta importancia les suscitó. Y tuvieron a bien igualarlo a la magnitud de la pena de sus violadores. Porque si este comportamiento será así para ella para toda la vida… Para toda la vida será también la experiencia penitenciaria de sus violadores…

Con la única salvedad de que ella no eligió ese comportamiento, no lo planeó o premeditó días o meses antes, no lo disfrutó y no eligió sus consecuencias, no elegirá revivirlas psicológicamente. Y esta imposición del sufrimiento (amén de la consideración de violación y amén doble para un cuerpo de seguridad del estado), debiera sentar una sentencia judicial señorías, que derrochase justicia.

www.patriciamerino.es/blog

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25 comentarios

#25
Sancho 10/06/2018 04:17h

Hablo de los conciertos publicos en los que se la ve asustada, no de los videos

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#24
Sancho 10/06/2018 04:08h

Estaba viendo un video de Amy Winehouse y esa expresión es indescriptible para cualquiera que no la haya sentido. Muy curioso.

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#23
Sancho 10/06/2018 03:32h

Es muy interesante y te aseguro que las respuestas serán ricas y variadas. Tema tabú. Tocalo, estara bien.

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#22
Sancho 10/06/2018 03:15h

No me peleo contra ti, sino contra lo que cuentas. Qué te parece para la próxima, el suicidio? Serás caoaz?

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#21
Sancho 10/06/2018 00:16h

Es evidente que la autora de este artículo no está capacitada para ningún análisis psicologico de una forma objetiva y neutral. Se deja llevar por sus propias vivencias y carece de capacidad analítica. Es mi impresión.

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#20
Sancho 09/06/2018 23:59h

Qué divertido!. La autora mantiene el post. Qué sentirias si alguien, con acreditaciones de terapeuta, hiciera diagnósticos gratuitos y sin reconocimiento personal del evaluado? ¿ podríamos calificarla de profesional o de mercachifles oportunista?

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#19
Sancho 25/05/2018 16:48h

Aunque tengo que reconocer que Patricia debe de ser una bellísima persona a juzgar por la cantidad de amigos que se solidarizan con ella. Es algo muy positivo.

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#18
Sancho 25/05/2018 15:36h

Número 17, en este artículo no se plantean reflexiones; se plantean juicios y sentencias. Es cierto que la autora del artículo sabe de lo que escribe pero desconoce las consecuencias de cómo lo trata- algo imperdonable en su profesión- y a mí me encanta ejercer de abogado del diablo.

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#17
Anónimo18/05/2018 19:02h

Me parece un artículo muy interesante. Está claro que quien escribe sabe de lo que habla. Creo que el resto de la sociedad debe conocer y entender las consecuencias de por vida que este tipo de situaciones causan en una persona. Ellos son condenados a unos años de cárcel. Ellas arrastran la condena de por vida. También es muy interesante entender porque la víctima no se defendió. Es muy fácil decir "Ella no dijo no". Pero en este tipo de situaciones, ¿quién sabe cómo reaccionaríamos cada uno? ¿No cabría la posibilidad de que nos quedásemos paralizados? Desde luego a mí me podría pasar. En fin creo que la reflexión planteada en este artículo es muy interesante, no sólo de cara a este caso concreto, si no a todos los delitos sexuales.

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#16
Sancho 13/05/2018 03:44h

Ah! Y yo hablo de mí. Usted habla de otros Es importante anotar la diferencia.

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#15
Sancho 13/05/2018 02:51h

Querida Patricia. Aprovechando que tenemos una psicóloga acreditada en línea, paso a abusar de su confianza, contándole mi vida. Yo nací en 1958, generación maldita donde las haya. Los supervivientes hemos tenido que afrontar la desaparición temprana de muchos amigos por el fatal Sida y las tentadoras drogas. No todos, es cierto, solamente nos afectó a los gays y a los golfos. El hecho de pertenecer a una generación, no significa que todos sus integrantes respiren del mismo modo. Dejémoslo en que, a pesar de que mi respiración fue agitada, me libre de las dos pandemias mencionadas. Pero paso a comentarle mis experiencias hormonales allá por los años ochenta. No lo conocerá usted, así que se lo cuento. La libertad sexual era lo más. Recuerdo noches alocadas en las que pude mantener relaciones sexuales con cinco señores al mismo tiempo y en diferentes ocasiones. Con dos señores, en muchísimas ocasiones Era yo joven y veinteañero, pero todo esto se prolongó durante muchos años. No todas las relaciones fueron, ni felices, ni satisfactorias, daban para lo que daban y yo no me engañaba. Era la moda de la época. Una moda ,que imagino que en el mundo actual gay ya ha pasado, ya no digamos en el mundo heterosexual, y la monogamia y el amor fiel ha ocupado el lugar del libetinaje que yo conocí. Es reconfortante observar cómo el mundo evoluciona, dejando atrás la insensatez y dirigiendose hacía unos modos , fisica y espiritualmente, más saludables de vida. ¿No le parece Patricia?

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#14
11/05/2018 16:45h

La ciencia dice que ya tenemos otra retrasada en la lista.

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#13
Sancho 10/05/2018 21:32h

No pretendo poner en duda la profesionalidad de Patricia. Ayer me la cuestione porque ,no la conizco de nada ,y hay mucho desaprensivo disfrazado de consejero. Comprobé que no era el caso de Patricia. Mis disculpas. He pretendido hacer notar que dejarse llevar por las suposiciones, intuiciones y demás ones, puede ser un remedio peor que la enfermedad. Este proceso no ha terminado y , en mi opinión, debería de ser tratado con mucho cuidado. Que quede claro que, en su tratamiento, todos podemos meter la pata y el primero yo.

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#12
Daniel10/05/2018 19:35h

Muy buen artículo Patricia, escrito con la sensibilidad que te da tu formación y experiencia laboral. Un punto de vista serio y necesario. Efectivamente no sabemos exactamente lo que ocurrió en aquel portal, pero no creo que haya que ser un lince para intuirlo, ni para intuir las graves consecuencias que tendrán en la vida de esta mujer. De nuevo, enhorabuena por el artículo.

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#11
Sancho 10/05/2018 19:26h

Nadie discute que el estres postraumático se encuentra muy bien descrito en el artículo. Pero ahora añadamos un nuevo enfoque. ¿Alguien se ha planteado que, cuando la sentencia sea firme, conoceremos la identidad de la víctima? ¿Que los medios se le tirarán encima para poder entrevistarla y la presión social podría resultar demoledora? ¿Alguien se ha planteado que ella no ha hecho declaraciones publcas y que ha puesto una denuncia por invasión de la intimidad y amenazas? ¿No se la está instrumentalizando demasiado? ¿Somos todos tan hipócritas como para buscar un nuevo juguete roto? Por supuesto que las noticias hay que darlas pero con buen tacto y sabiendo que, tras todo esto, hay una persona a la que le gustaría seguir siendo anónima .

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#10
Anusca10/05/2018 18:16h

Es un artículo buenísimo, demuestra que los profesionales al menos se preocupan por la víctima y comparto en que es un punto de vista que se debería tener en cuenta y que no sale en los medios

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#9
José Javier Pérez10/05/2018 16:56h

Me parecen unas palabras muy sabias de una muy buena profesional y un punto de vista que nos ha dado nadie sobre este terrible tema.

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#8
Sancho 10/05/2018 03:40h

Y como no le guardo rencor, aunque la considere una desaprensiva. Le dedico espectacular de Fangoria. No sé si lo merece, pero ultimamente ando un poco loco.

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#7
Sancho 10/05/2018 03:24h

Me he equivocado . Parece que usted legalmente puede ejercer como psicóloga. Algo diferente es que moralmente se atreva a hacerlo

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#6
Sancho 10/05/2018 02:10h

Un psicólogo clínico, sin más, no tiene autoridad legal para establecer una consulta. Conociendo un poco el tema, me atrevería a decir que son tremendamente peligrosos porque no tienen ni idea. Si supiérais en qué consiste la carrera, lo comprenderiais. ¿ Es tu caso?

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#5
Sancho 10/05/2018 01:53h

Bueno, he visto que sí que eres psicologa clínica por la universidad a distancia. ¿ Algo más? Eso es muy poco, querida, para ir de lo que vas.

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#4
Sancho 10/05/2018 00:36h

Y por cierto. Si tu especialidad no es clínica, no has pasado el PIR y no cumples las condiciones. ¿ Sabes que eres denunciable?

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#3
Sancho 10/05/2018 00:24h

Perdón, quise decir Patricia. No todo vale, Patricia. Menos hablar por alguien, que está siendo utilizada y que le estáis jodiendo la vida, como si de tu vida se tratara.

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#2
Sancho 10/05/2018 00:15h

Y Pilar. Qué significa psicóloga especialista en transtornos mentales? Eres clínica? Tuviste dificultades para aprobar Análisis de datos y psicometria? Cuenta, cuenta...

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#1
Sancho 09/05/2018 23:42h

Partes constantemente de una aseveración de hechos. De suposiciones, por supuesto subjetivas hasta la demencia, de algo que desconoces. Y en esto, yo también estoy siendo subjetivo, porque presupongo que ni has leído la sentencia y que pudieras apuntarte a un bombardeo con tal de figurar en el reparto de la historia. En esta historia yo no entro ni salgo- tampoco he leído la sentencia- pero me escandaliza, por diferentes razones, la frivolidad con la que algunos están tratando el tema. Todos son personas y todos metecen ecuanimidad y respeto. Cualquier día nos encontramos una serie en Antena 3 sobre el tema , pasando por alto lo más elemental, el respeto por todos, el respeto por la judicatura y el respeto por la victma. ¿ Tú qué sabes? .Disculpa el tuteo.

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Patricia Merino
Psicóloga especialista en Trastornos Mentales, Comportamiento y Salud. Amante de la escritura, la reflexión y la vida: sola, sin edulcorantes. Porque a veces no podemos cambiar lo que somos, pero sí lo que hacemos con lo que somos. Y eso es maravilloso...
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