Otra vez me toca ir al Hospital de Vall d´Hebron, en Barcelona, para analítica, consulta y tratamiento. Es lunes 14 de septiembre de 2020. El reloj de la estación marca las 7.20h.
- El Alvia ya está preparado en el andén, puede usted bajar- me indica jovial el revisor-. Permítame su billete… El coche 7, el del fondo. ¡Va a llegar usted la primera a Madrid!
- No voy a Madrid, voy a Barcelona -contesto divertida.
Abre los ojos como platos.
- Se ha equivocado usted. Este tren va a Madrid.
- Ya… Y yo a Barcelona. Tengo transbordo en Tudela, donde cojo un Regional Express hasta Zaragoza Delicias. Y de allí AVE a Barcelona Sants.
- Caray. Suerte -me desea.
De joven siempre quise hacer el Interrail, cruzar Europa en tren, conocer otras tierras, otros viajeros, dormitar en un banco con la mochila bien agarrada debajo de la cabeza mientras esperas el siguiente enlace. No tuve ocasión. Quizás sea ahora mi oportunidad de vivir esa experiencia.
Antes del confinamiento todavía había trenes. Después, la nada. En julio comenzaron a retomarse las primeras líneas, pero cantidad de servicios fueron suprimidos. Sigo viajando a Barcelona prácticamente cada semana, no por ocio ni negocio, sino por temas médicos. Si hay suerte y mi cita es martes o jueves, aprovecho el Alvia directo de las 9.05h. Si no, apáñatelas.
Hemos llegado a Tudela. ¡Abajo! El andén está lleno de estudiantes. Puntual, a las 8.58h, llega el Regional y casi no cabemos. En marcha de nuevo. Continúa la cantinela que escucharemos en cada pueblo:
“Próxima parada: Ribaforada. Atención, estación dotada de paso habilitado para cruzar las vías. Por su seguridad, extreme la atención y mire a ambos lados antes de cruzar. Un tren puede ocultar otro.”
Cortes de Navarra, Gallur, Luceni, Pedrola, Cabañas de Ebro, Alagón, Casetas, Utebo… A unas once repeticiones por viaje, ya me he aprendido la coplilla.
A las 10h llegamos a Zaragoza-Delicias. Mi AVE sale a las 10.46h. Como tengo que llegar a la analítica en ayunas, me dedico a recorrer los amplios pasillos de Delicias.
El AVE es muy buen invento, hay que reconocerlo. Desde Zaragoza te plantas en Barcelona en hora y cuarto aproximadamente. Si tuviéramos mejores enlaces de Logroño a Zaragoza, no estaría mal la cosa. Llegamos a Sants puntuales, 12.34h, de ahí Línea 3 de metro a Vall d´Hebron. Analítica hecha. A comer y tarde libre.
El martes 15 de septiembre discurre ágil. En el hospital siempre me tratan exquisitamente. Saben que no vengo desde Sabadell, ni Hospitalet, ni Martorell, sino de Logroño, destino que les resulta lejano y un tanto exótico. Un simpático técnico de rayos me comentó que había estado por la calle Perejil de despedida de soltero con los amigos. En la medida de lo posible, intentan facilitarme los horarios. Saben que tengo pocas opciones. La oncóloga procura ponerme la consulta a primera hora, para que, si la analítica ha salido bien, dé tiempo a preparar en Farmacia la medicación y a ponérmela en Hospital de Día.
Hoy ha ido todo fenomenal. Siempre estoy deseando volver lo antes posible a Logroño y he decidido cancelar el billete de las 15.50h y coger el AVE de las 14h. Total, me da igual: hasta las 17.42h no sale el próximo Regional Express, pero así me aseguro que aunque el AVE llegue con retraso, podré coger el Regional. La semana pasada el AVE se retrasó once minutos, y la carrera que nos pegamos una mamá con su hijo y yo fue fenomenal para conseguir alcanzar el Regional que ya se iba. Lo logramos por los pelos. Si no, hubiéramos pasado casi dos horas más varados en Delicias… Los trenes ya no van enlazados y no se esperan.
Me encanta la parada en la estación fantasma de Féculas de Navarra, con su andén lleno de hierbajos. Si algún día alguien sube o baja ahí, pensaré que es un ser del más allá.
Bueno, son las 20h y he llegado a la estación de Logroño. Hace seis horas que salí de Sants. Ahora a descansar. Lunes y martes que viene toca repetir aventura.
Elena Bustillo Ruiz #CáncerDeMamaMetastásico #másinvestigaciónparamásvida