Son meses convulsos y difíciles con cambios, incertidumbre y sobre todo miedo, mucho miedo, ya no solo a perder nuestra salud física sino miedo a traspasar esa línea tan fina que hay entre la cordura y la locura. Como magistralmente decía mi profesor de psquiatría en la facultad, el doctor Lobo, cuya frase quedará para siempre en tu retina, imaginando un hilo que atravesabas de repente para dejar de pertenecer al mundo de los cuerdos o el mundo de los que intuimos que están en sus cabales, vete tu a saber...
Quiero hacer mención no solo a las personas que nos han ido dejando detrás de un respirador, con una mano ajena pero siempre amiga y dispuesta, que nos van abandonado en esa angustiosa soledad nunca deseada y amarga.
Quiero hacer mención también a los fallecidos por otras causas no Covid, como son los pacientes oncológicos que han superado tratamientos y momentos complicados con la ilusión siempre por bandera ante esa enfermedad de seis letras que sigue dando respeto, aunque cada día un poco menos.
Quiero recordar a los muchos trabajadores incansables de todos los gremios a punto de disfrutar de su jubilación, pero que finalmente alguien decide por ellos que no llegaran a cumplir esos planes ni ese tiempo glorioso para hacer lo que mas te gusta, sea leer, pasear o disfrutar de un buen vino mientras ojeas nuestro periódico local entre amigos.
No me olvido de todos los que tuvieron la mala fortuna de dejar su vida en la carretera, a veces de forma tan absurda que resulta difícil de creer.
Quiero recordar a todos los que se han ido en estos meses, sea por el bichito en cuestión o sea por cualquier otra causa natural o traumática. Todos ellos tiene nombre y apellido y todos ellos merecen el mayor de los respetos.
M agradecimiento va para los sanitarios y no sanitarios, con una mención especial a los que están en las plantas de intensivos y de infecciosas con un traje insufrible, con un cansancio extremo, esa angustia por las escenas vividas que les quitan el sueño. Que tengan fuerza para ayudarnos a todos, que tengan cordura para saber lo que hacen, que dispongan de alma y empatía, además de habilidad, técnica y sabiduría para sacarnos de la terrible situación que vivimos.