Estimado Sr. Consejero de Educación:
En numerosas ocasiones usted ha comentado públicamente que los colegios son entornos seguros. Verdaderamente, así ha sido gracias al esfuerzo y constancia de toda comunidad educativa. Para que así fueran, se establecieron medidas preventivas y protocolos que se han tenido que seguir rigurosamente y que actualmente se siguen aplicando.
A día de hoy, en los colegios, con el fin de seguir manteniendo los centros como entornos seguros, siguiendo la Resolución 105/2021, por la que se establecen las medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente al Covid-19 para los centros educativos de la Comunidad Autónoma de La Rioja, en el curso académico 2021/2022, se sigue tomando la temperatura en los accesos, se escalonan los horarios de entradas y salidas, se mantienen grupos estables de convivencia, etc.
Con las nuevas medidas que entraron en vigor el pasado día 28 de marzo, la nueva estrategia COVID implica aceptar un cierto nivel de transmisión entre la población vacunada, joven y sana y solo se va a centrar en los diferentes ámbitos vulnerables como son los mayores de 60, los inmunodeprimidos, las embarazadas, los centros sanitarios asistenciales, socio sanitarios y de día, las prisiones y otros lugares con personas institucionalizadas.
Los colegios quedan fuera de este plan y, según parece, pasan a ser tratados como cualquier otro lugar de ocio y/o trabajo, de tal forma que los casos positivos pueden acudir al colegio con normalidad, eso sí, extremando las precauciones y las interacciones sociales.
Este cambio de estrategia, en el que ya no es necesario aislarse si eres positivo, ha hecho que muchos de los protocolos se hayan modificado y adaptado a esta nueva situación, como por ejemplo ha sucedido en el hospital San Pedro con respecto a los accesos y cuidados de los enfermos.
¿Y el de los colegios? ¿Se ha adaptado o establecido uno diferente? Pues no; parece ser que la Consejería no ha establecido ni medidas ni actuaciones específicas más allá de las que recoge la Resolución anteriormente mencionada. Esto supone que los casos confirmados de COVID no realizarán aislamiento y podrán asistir a los centros con normalidad, eso sí, con mascarilla, ¡como si no la hubiéramos llevado desde hace dos años!, y evitando el contacto con personas vulnerables, ¡como si en los colegios no hubiera personas mayores de 60, embarazadas, personas inmunodeprimidas!
Estos cambios han hecho que ahora sucedan situaciones como la vivida esta semana, en la que un alumno llega a clase, se acerca al profesor a menos de medio metro con una mascarilla FFP2, que le queda grande, ya que se percibe cómo el aire que exhala se escapa por la parte superior, y le comenta: “Tengo COVID. Mis padres han consultado en la Consejería y le han indicado que puedo venir al colegio, por lo que me han dicho que venga. Lo único que tengo que hacer es tener cuidado. Eso es todo”.
Ante esta situación, Sr. Consejero, ¿cómo actuamos? ¿Aplicamos el protocolo en el que mantenemos grupos, espacios, tomamos la temperatura a todos los alumnos cuando entran al colegio y que hace que, por ejemplo, en el caso de que tengan fiebre, aunque sea causada por anginas, se pide a las familias que recojan a sus hijos o hijas? (Eso sí, si este alumno o alumna es positivo, independientemente de la fase del contagio que se encuentre, y no da fiebre, puede estar en el colegio).
Sr. Consejero, ¿no suena un poco contradictorio que en estos momentos se anime a los trabajadores y trabajadoras afectados y afectadas por COVID al teletrabajo y que los estudiantes afectados tengan que asistir presencialmente al aula en vez de seguir siendo atendidos online como hasta ahora se ha hecho?
¿Cómo podemos seguir defendiendo que las escuelas son un entorno seguro con casos positivos declarados sin estigmatizar al alumno o alumna enferma? ¿Hasta qué punto estamos educando en responsabilidad y en salud cuando en el mismo momento que un estudiante da positivo acude al colegio?
¿Qué hacemos con los compañeros, alumnos y profesores, vulnerables que han estado viniendo a los colegios con normalidad porque se han sentido seguros y ahora, ante esta nueva situación, pueden sentirse indefensos? ¿Tienen que ser ellos quienes dejen de venir o no sería mejor que se pudiera actuar de la misma forma que se trata a los trabajadores que apoyan y cuidan a personas vulnerables, manteniéndose aislados?
Le animo a reflexionar estas situaciones y a plantear un plan de acción claro que no dependa de la arbitrariedad de nadie.