Cómo podremos pedir el voto a la gente si no dejamos votar a nuestros afiliados

Soy concejal del PP de un pequeño, pero gran pueblo de La Rioja llamado Herce.

Me gusta la gente llana y clara. Las cosas sencillas. Me gusta defender en lo que creo. Y no me gustan las imposiciones.

Estos días estoy absorto con mi partido. Si no hay algo de lucidez de última hora, se impondrá un candidato sin dejar votar a gente como yo.

Nadie me preguntará si me gusta o no. Tampoco me dejarán presentarme a presidente. ¿Por qué?. No lo haría, seguramente, pero eso lo quiero decidir yo.

Yo conozco a Alfonso Domínguez. Es de la zona y me parece buena persona y me podría gustar como presidente. Ahora ya se ha retirado.

Yo también conozco a Alberto Bretón y también me podría gustar como presidente. Lo veo preparado y decidido y eso me gusta.

Ahora aparece Capellán de la nada.

Llegado el momento, si me dejaran, yo votaría por uno u por otro con naturalidad. Por quien más me convenciera, con su programa y su equipo.
Y después, ganara quien ganara, le apoyaría convencido y pediría el voto para mi partido, mi líder y para mejorar la vida de mis vecinos.

Pero no. Nadie se ha parado a pensar en mi dignidad como persona, mi madurez con mi voto y mi respeto como concejal y afiliado. Y nadie me da la oportunidad de elegir.

Y ahora, me quieren imponer a alguien que no conozco, que no sé quién es y que, por sus razones, lleva alejado de la vida pública de La Rioja mucho tiempo.

No desmerezco a Capellán. Puede ser muy válido pero a mi modo de ver, la primera condición de ser válido es tener la valentía de afrontar una votación y convencerme.

Así, yo podría convencer a otros.

Cómo podremos pedir el voto a la gente si a mí no me han dejado votar mi propio presidente.