Lunes 29 de Mayo de 2023Actualizado 13:24

El 3 de marzo de 2023

Tiempo de lectura: 03:19
|||

¿Qué es el eje intestino-cerebro?

Alba Clavería Sáenz. Fisioterapeuta, osteópata y formada en PNI Clínica

El cuerpo humano es como un planeta habitado por millones de microorganismo distintos  en el que habitan virus, bacterias y hongos.
Nuestro sistema digestivo, la piel, los ojos, los órganos respiratorios y excretores conviven con millones de inquilinos en un ecosistema armónico creando una relación simbiótica los unos con los otros.
Se sabe que en un adulto sano puede haber hasta 2 kilos de bacterias… ¡imagínate si son importantes!
Las bacterias que forman parte del intestino no son malas en sí mismas y tienen muchísimas funciones imprescindibles para el correcto funcionamiento del cuerpo humano.

  • Luchan contra microorganismo patógenos.
  • Regulan el pH de nuestro cuerpo.
  • Neutralizan sustancias tóxicas.
  • Participan en el proceso digestivo.
  • Contribuyen a la síntesis de algunas vitaminas.
  • Regulan la producción de ciertos neurotransmisores relacionados con un buen funcionamiento del cerebro como la serotonina.

Existen diferentes tipos de bacterias habitando nuestro intestino:

  • Bacterias beneficiosas: Se encargan de luchar contra los patógenos.
  • Bacterias oportunistas: su número es limitado y está regulado por la flora beneficiosa.
  • Flora transitoria: está formada por distintos microbios que ingerimos a través de la alimentación y las bebidas.

Si no hay suficientes  bacterias beneficiosas, el intestino no estará bien protegido y podrá ser invadido por lo primero que pase por allí: un virus, un hongo o cualquier sustancia tóxica.

A menos bacterias beneficiosas más bacterias patógenas y más probabilidad de enfermar.

¿Qué relación tiene la microbiota intestinal con el cerebro?

El eje cerebro-intestino describe la relación directa que existe entre ambos órganos. Lo que ocurre en el intestino afecta al cerebro y viceversa sabiendo que las bacterias del sistema digestivo son capaces de activar vías nerviosas directamente alterando su funcionalidad.

Hay diferentes vías por las cuales el intestino y el cerebro están conectados:

  • Vía neural: a través del nervio vago y los nervios espinales.
  • Vía endocrina: a través de hormonas.
  • Vía inmunitaria: mediante células inmunitarias.
  • Vía metabólica: a través de metabolitos producidos por nuestras bacterias y hormonas del tracto digestivo.

Se puede decir que hay hormonas, neurotransmisores, células inmunitarias y metabolitos que viajan a través de la sangre y por vía nerviosa del intestino al cerebro y viceversa.

Si el intestino está inflamado o dañado, se señalizarán células inmunitarias al cerebro generando un contexto de neuroinflamación, relacionado con procesos depresivos, ansiedad, migraña, problemas de sueño o de saciedad. 

Cuando el sistema inmune cerebral se activa en exceso necesita mucha glucosa y nuestro organismo aumenta la demanda de dulces y alimentos ricos en carbohidratos.

Seguro que has escuchad hablar de la Serotonina, un neurotransmisor que nos da seguridad, calma, regula nuestras emociones y nuestro estado de ánimo. Se sabe que un 90 % de esta hormona de la felicidad se produce en el intestino y sólo el 10 % restante en el cerebro.

Si nuestra microbiota está en desequilibrio, la producción de Serotonina también lo estará pudiendo afectar a nuestra salud emocional.

Además cuando el intestino está dañado permite el paso de sustancias tóxicas y de bacterias al torrente sanguíneo, pudiendo viajar al cerebro y  desarrollar patologías como demencias o Parkinson.

Si gozamos de buena salud digestiva menor ansiedad sufriremos, además de disfrutar de una mayor concentración y energía.

¿Cómo podemos mejorar nuestras emociones desde la alimentación y el cambio de hábitos?

Hay muchos factores que afectan directamente sobre la integridad de nuestro intestino y sobre la microbiota como pueden ser los antibióticos, una dieta rica en azúcar, ciertas enfermedades, el estrés, la contaminación, el envejecimiento o la exposición a radiaciones.

Cada persona tiene una mezcla única de microbios y los factores anteriormente descritos los modificarán también de manera única predisponiéndolos a diferentes problemas de salud.

Existen diferentes estrategias para mejorar la relación cerebro-intestino. Con ellas conseguiremos disminuir la inflamación, mejorar el estado de nuestra microbiota y regular el uso de sustratos energéticos por parte del cerebro.

  • Reducir el consumo de carbohidratos y azúcares refinados.
  • Aumentar  las grasas saludables (pescado azul, frutos secos, cacao, aceite de oliva, coco…).
  • Evitar antinutrientes en la alimentación (gluten, caseína…).
  • Incluir alimentos que mejoren la producción de triptófano (precursor de Serotonina) como plátano, carne de pavo, aguacate o cacao.
  • Espaciar las comidas y dejar tiempo para que el sistema digestivo se limpie y restaure.
  • Descansar mínimo 7-8 horas.
  • Hacer ejercicio físico regular.
  • Retos cognitivos (sudokus, juegos de estrategia…).
  • Mindfulness, meditación, yoga…

¡Cuida tu intestino y darás vida a tu cerebro!

Contacto:

[email protected]

https://www.instagram.com/albaclaveriasaenz/

|||


Alba Clavería Sáenz. Fisioterapeuta, osteópata y formada en PNI Clínica
EDUSI Villanueva 1PP Gracias jpgCampaña Master UR